Conflicto en Oriente Próximo
Las imágenes de Beirut bombardeado nos asaltan de nuevo. Una tierra castigada por la guerra, que parece condenada a sufrir eternamente los bombardeos y la destrucción. En un verano precisamente que iba a ser prometedor a nivel económico y con los hoteles libaneses llenos de turistas. Israel está atacando el Líbano sin compasión. Carreteras, aeropuertos, bloques de viviendas… todo vale para ser atacado. Desde luego, que hay que condenar el secuestro de los soldados israelíes. La Comunidad Internacional, incluidos los países árabes, deberían presionar a Hizzbula para que libere a los prisioneros y para que se desarmen y cedan la soberanía del sur del Líbano al Gobierno Libanés. Pero también es cierto que Israel ha ofrecido una respuesta desmesurada ante esta crisis. Otro tipo de respuesta hubiera sido apoyada por la comunidad internacional, generando incluso simpatía entre los ciudadanos de medio mundo. Pero desde luego que con esta respuesta se ha granjeado la antipatía de buena parte de la sociedad europea. Cierto es que Estados Unidos y algunos gobiernos europeos como el británico se han puesto incondicionalmente del lado israelí. Pero también es cierto que una parte de la ciudadanía europea ve con desagrado esta respuesta tan agresiva. Las imágenes del Líbano bombardeado nos retraen en los años y nos provocan una gran inquietud al ver que los principales afectados son los civiles libaneses. Están pagando nuevamente justos por pecadores. Igual de escalofriantes son las escenas de Haifa, la tercera ciudad de Israel y que ha tenido que acostumbrarse nuevamente a las sirenas que anuncian los bombardeos. La guerra es igual de cruel a ambos lados de la frontera.
La Comunidad Internacional debería ser firme en estos momentos, y no plegarse ante ninguno de los dos contendientes. Líbano tiene derecho a tener un futuro de paz, y a tener soberanía sobre todo su territorio. Y en esto de la soberanía entran Siria, Hizzbula y el propio Israel. Y el Estado de Israel tiene que tener derecho a su vez a tener garantizada la seguridad en la franja sur del Líbano. Y esto no ocurrirá mientras la Comunidad Internacional no se plante y obligue a ambas partes a aceptar unos acuerdos mínimos, que incluya el despliegue de una fuerza internacional en el sur de Líbano para garantizar la soberanía de su gobierno y sin injerencias de nadie. Los acuerdos de paz hay que alcanzarlos urgentemente, antes de que la mecha se extienda a otros estados de la región, como Siria o Irán. La paz y la estabilidad no sólo de Oriente Medio, sino de todo el planeta, se encuentran en estos momentos en juego. La sociedad europea se encuentra horrorizada por esta nueva guerra mientras da la sensación de que los gobiernos de toso el mundo no hacen lo suficiente para frenar esta escalada violenta.
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